El muro costarricense le amargó la noche a la fuerte artillería de Brasil
El juego, en el estadio SoFi de Los Ángeles, terminó 0-0.
Sorpresón mayúsculo en Los Ángeles. En una tarde gris de Vinícius Júnior, Brasil no pasó del empate sin goles este lunes en su debut en la Copa América de Estados Unidos ante una Costa Rica muy seria atrás con Jeyland Mitchell a la cabeza.
El equipo de Dorival Junior se estrelló contra un muro en un SoFi Stadium casi lleno plagado de camisetas amarillas. La vitalidad que le faltó a la Canarinha le sobró a los ticos, la selección más joven del torneo, que rascó un punto de oro que le sabe a gloria en la primera jornada del Grupo D.
Mal partido de Vinicius, Rodrygo y Raphinha, el mejor de los tres dentro del suspenso. Endrick y Savinho mejoraron al equipo en la segunda mitad, pero no fue suficiente.
El técnico argentino Gustavo Alfaro ya avisó que haría experimentos y así hizo. Plantó tres centrales, entre ellos Jeyland Mitchell, la última sensación de Costa Rica, para frenar a Vini; y dos pivotes. Cerrojazo de libro.
El plan le salió a la perfección en la primera mitad. También se vio favorecido porque Brasil salió tenso, acongojado. Vinícius y compañía transmitieron nerviosismo desde los himnos.
Los de Dorival dominaron, pero sin profundidad. El parabrisas de los tiempos de Fernando Diniz. Viejos vicios. Raphinha fue el único que encontró agujeros en la sólida defensa costarricense.
Por dos veces el atacante del Barçelona encaró a Sequeira y por dos veces no supo finalizar.
En la otra banda, Vinicius sufría con el doble marcaje de Mitchell y Orlando Galo, sombras perpetuas del extremo madridista.
Rodrygo conectó bien, aunque poco, por dentro con Lucas Paquetá. El ex del Santos tampoco afinó en sendos disparos dentro del área, el primero tras jugada de salón con Paquetá, de lo poco salvable.
En el minuto 30, Brasil encontró por unos segundos un alivio en un gol de Marquinhos, tras una falta cobrada por Raphinha que desvió Rodrygo y transformó el central del París Saint-Germain.
Después de celebrarlo con todo el banquillo, el VAR devolvió el 0-0 al marcador. Marquinhos estaba en fuera de juego.
Costa Rica respiraba. El plan funcionaba: emplearse con firmeza en defensa y dejar el gol a un golpe de suerte.
En ese apartado, Quirós fue el más activo de los suyos en su particular aventura por el desierto.
La pentacampeona del mundo salió más suelta tras el descanso. Vini asomó un poco más. Pero el tiempo pasaba y no llegaba el gol.
A Costa Rica le empezó a faltar el aliento y pasó a emplearse con dureza. Brasil encontró más espacios. Paquetá se topó con el palo desde fuera del área. Pese a la mejoría, Dorival decidió meter savia nueva arriba con Endrick y Savinho. Vinícius y Raphinha se fueron al banco de reservas cabizbajos.
La entrada de las dos jóvenes promesas animó el ataque de la Canarinha y desestabilizó a su rival. En un primer aviso, un centro bombeado de Savinho casi acaba en gol en propia de Mitchell.
Poco después, Sequeira se tuvo que emplear a fondo para desviar un buen tiro de Arana desde fuera del área. A diez para el final, Savinho, el jugador revelación de pasada edición de La Liga española en las filas del Girona, encontró una autopista en la derecha.
Los de Alfaro aguantaban como podían y eso incluía parar el partido y llamar a las asistencias médicas. Los últimos cinco minutos fueron un acoso y derribo. Bruno Guimaraes tuvo el triunfo en sus botas, pero su chut se marchó rozando la escuadra.
Al final, tropezón de Brasil, que le queda lo más duro contra Paraguay y Colombia, mientras que Costa Rica se sacó la licencia para soñar.
EFE